¿Qué es una hernia discal?

Hernia discal (o hernia de disco) Desplazamiento de uno de los discos intervertebrales que produce rigidez de la columna vertebral y compresión de la médula o de las raíces nerviosas.
Existen muchos términos distintos para describir la patología del disco vertebral y el dolor asociado, como "hernia de disco", "pinzamiento de nervio", y "disco protuberante" y los médicos utilizan todos estos términos de manera diferente.


Los discos intervertebrales, son los encargados de amortiguar el rozamiento y la presión entre las vértebras que se produce con nuestros movimientos cotidianos.





Está compuesto de un material gelatinoso que se encuentra recubierto por una envoltura fibrosa. Un golpe, una mala postura, o el levantamiento de un peso de forma indebida, aumenta la presión en el disco produciendo una protuberancia o incluso pudiendo llegar a hacer que se rompa la envoltura fibrosa y provocando un derrame de el material gelatinoso que se encuentra en el interior del disco.

Este material gelatinoso que sale al exterior del disco, toca las raíces nerviosas o la médula espinal provocando un fuerte dolor.





Dos causas de dolor: pinzamiento de disco frente a dolor discal

Al identificar la causa del dolor del paciente, existen dos tipos generales de problemas de disco intervertebral usados por los médicos:

Pinzamiento de nervio
Cuando un paciente tiene un disco herniado sintomático, el disco en sí mismo no es doloroso, sino que el desplazamiento del disco está pinzando un nervio. Esto produce un dolor llamado dolor radicular (dolor de la raíz del nervio) el cual puede trasladarse a otras partes del cuerpo, por ejemplo, puede descender desde la parte baja de la espalda a la pierna o desde el cuello al brazo. El dolor en la pierna de un pinzamiento de nervio generalmente se describe como ciática.







Dolor discal
Cuando un paciente tiene un disco degenerado sintomático (que causa lumbalgia o dolor en la pierna), el espacio discal es lo que causa dolor y es doloroso. Este tipo de dolor generalmente se llama dolor axial.








Ejercicios buenos:
-      Rodilla al pecho alternativamente.
-      Contracción abdominal isométrica.
-      Superman en cuadrupedia.
-      Superman.
-      El perro y el gato.
-      La esfinge.
-      La bola.


Otros consejos:
Un factor muy importante para reducir la presión sobre nuestra columna vertebral es mantener en unos límites adecuados nuestro peso corporal. Una reducción de nuestro peso corporal nos reducirá el dolor y la presión sobre la columna vertebral.

Actividades aeróbicas moderadas, como caminar, ir en bicicleta y nadar, también ayudan a aliviar el dolor. Algunas actividades aeróbicas son más adecuadas que otras, por ejemplo el trabajo con máquina elíptica es muy recomendable debido a que no se producen impactos.

Seguir un programa de yoga o Pilates no ayudará a mejorar la fuerza y la flexibilidad, y producirá un alivio del dolor producido por nuestra hernia.

Tenemos que mantenernos hidratados, para ello tomaremos entre 2-3 litros de agua al día, dependiendo de la época del año y las actividades realizadas.

Generalidades: los ejercicios no recomendados

Si sufrimos una hernia o protusión discal en la zona lumbar, esta se suele dar en los puntos conflictivos L4-L5 o L5-S1, es decir, donde la columna cambia de curva y pasamos de la zona lumbar a la zona del sacro. En general se deben evitar los ejercicios que sometan a la columna lumbar a una carga sobre su eje vertical, además de las rotaciones, las hiperextensiones de columna.

En el caso de la sentadilla, para no colocar cargas sobre la zona lumbar podemos optar por las sentadillas frontales o sin carga o por la prensa, siempre y cuando nos mantengamos sentados sobre el asiento (sin levantar los glúteos al empujar) durante todo el recorrido.

Los ejercicios con carga por encima de la cabeza, como el press militar para hombros, también deben quedar descartados. Los remos pueden realizarse con el torso inclinado para evitar que se cargue demasiado la zona lumbar.

Para mejorar nuestra calidad de vida, y por ende la seguridad y calidad de nuestro entrenamiento, conviene trabajar la estabilización de la columna y su movilidad, así como la correcta alineación de la cintura pélvica durante el ejercicio y en nuestra vida diaria. Para esto es muy útil el método Pilates y trabajar nuestra corrección postural.

Una hernia o una protusión no tienen por qué significar decir adiós al entrenamiento siempre y cuando se valore cada caso de forma individual por un profesional médico y se entrene de forma segura y personalizada para la patología que sufrimos.

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FUENTES:
-          MIBESANA Terapias Naturales. http://mibesana4.webnode.es/.




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